A estas horas, dos extintos estadios de fútbol vieron por primera un concierto de Pink Floyd, el antiguo estadio de Sarriá en Barcelona el 20 de julio y dos días después, el 22 de julio el estadio del Manzanares en Madrid, el Vicente Calderón.
Y como siempre, el maldito tiempo nos hace recordar la edad que tenemos, cuando conversamos de conciertos en estadios que ya ni existen.
Pero también agradecer la suerte de poder contarlo, por lo que animamos a muchos de vosotros que pudisteis estar en alguno de estos conciertos, escribir en la sección de comentarios de este post vuestro recuerdo o si alguien lo desea, escribirlo y enviarlo a nuestro correo para incluirlo en nuestra zona de fans.
Por ello dejo aquí mi recuerdo del concierto de Madrid, quizás demasiado extenso, pero para recordarnos como era antes adquirir entradas para un concierto y preparar un viaje, a la facilidad de ahora.
"Por primera vez en España el auténtico sonido cuadrafónico", esta es alguna de las frases promocionales de cuando por primera vez en la historia en el aquel ya demasiado lejano año 1988 desembarcaba en España un grupo ya denominado en aquellos tiempos como unos dinosaurios del rock.
Resulta curioso que en la época que vivimos actualmente musicalmente con todas estas nuevas tendencias, es normal que Pink Floyd sea considerado una leyenda o un grupo muy antiguo, pero hace ya 35 años cuando echas una ojeada a cualquier revista de aquellos tiempos, ya los consideraban leyendas o dinosaurios del rock como hemos comentado.
Años que ni existían teléfonos móviles, ni mucho menos internet y si recuerdo bien, en España solo existía Televisión Española, porque las cadenas privadas no empezaron a emitir hasta los 90, entonces si encima no vivías en una capital como Madrid o Barcelona que había más publicidad, ni te enterabas muchas veces cuando un artista o grupo se desplazaba a España en alguna gira, a no ser que estuvieras informado si comprabas revistas como Popular 1.
Y cuando gracias a revistas como la mencionada estábamos informados de las novedades musicales, cuando apareció que Pink Floyd sin Roger Waters estaban grabando un disco, que seguramente saldrían de gira, que puede ser que actuaran también por primera vez en España, era una sensación de adrenalina de estar esperando hasta el mes siguiente para leer nueva información, ya que eran revistas mensuales.
Primero fue la publicación casi al mismo tiempo en 1987 de A Momentary Lapse Of Reason de Pink Floyd y de Radio K.A.O.S. de Roger Waters con las consecuentes conversaciones sobre la valoración de cada álbum entre tu grupo de amistades, ya que no existía otro contacto con personas de cualquier parte.
Y posteriormente el anuncio de la gira por su paso por España, aunque los conciertos en Norteamérica empezaron dos días después de la publicación del álbum.
Y aquí siempre el problema para los no residentes en una capital, ya que en pueblos y pequeñas ciudades en muchas no habían todavía agencias de viajes, por lo menos en la mía y tenías que desplazarte para ir a comprarlas a un centro comercial o agencia de viajes de la capital de provincia más cercana.
Casi en esas mismas fechas y días de la actuación de los Floyd, hubo una gran aglomeración de conciertos de artistas en España, como Bruce Springsteen y Michael Jackson, recuerdo que hubo más promoción y propaganda de esos conciertos que de los Floyd.
Y el momento aterrador es cuando por teléfono fijo llamo a mi tía de Madrid para que se acercara a un centro comercial para comprar 5 entradas para el concierto y esa misma tarde me devuelve la llamada toda contenta que ha podido comprar las entradas.....y con toda su alegría me dice que ya tiene las entradas para....MICHAEL JACKSON!!.
Creo estuve unos momentos sin respiración mientras asimilaba la noticia, la pobre mujer parece que fue a comprar las entradas, ni se acordaba para quien era, dijo que para el concierto más famoso que iban hacer en Madrid y le dieron para Michael Jackson.
Así que casi con la voz sollozante de mis apenas 20 años le dije que se había equivocado y que fuera a cambiarlas, que no eran para ese concierto y esa misma noche recibí la llamada que le habían cambiado las entradas, que habían comprendido que había sido una equivocación.
Después de ese susto, ya hicimos los preparativos para el que también era mi primera vez que me desplazaba fuera de mi provincia a asistir a un concierto y más de esa magnitud.
Unos preparativos cargados de bastante tristeza, ya que dos de los implicados en ese viaje, prácticamente con un mes de distancia, habíamos pasado el trance más duro y amargo de nuestras vidas, pero con un espíritu de positividad de tener esa certeza que no hay que dejar escapar las oportunidades se cruzan en tu camino.
Y llegó el día del concierto, trabajar hasta la 13.30 del mediodía, ir a casa corriendo a ducharme, salir volando en coche hasta la ciudad de Villena porque viajábamos en un autobús que partía de Alicante y solo paraba allí en una gasolinera expresamente para recogernos a las 14.30 horas.
En fin, una odisea para llegar ya que éramos 5 personas y teníamos que ser más que puntuales, pero a las 14.30 ya estábamos en el autobús rumbo a Madrid.
Nuestra llegada, como es normal en autobús desde Villena a Madrid fue más que justa, por lo que de la estación fuimos directamente al Vicente Calderón antes de ir a casa de mis familiares a dejar nuestras mochilas, llegando apenas 30 minutos antes de empezar el concierto.
Ahí estábamos, mi hermano José Luís, mis amigos Víctor, Charly, Leandro y yo contemplando un escenario que nos parecía de otra dimensión, acostumbrados a solo haber visto en aquellos tiempos a grupos como Radio Futura o Los Toreros Muertos.
Recuerdo a mi amigo Leandro, seguramente él ni recordara, que en aquellos tiempos hacía sus pinitos como electricista, que solo por ver el escenario valía la pena pagar la entrada.
Había un chico en el escenario, como telonero, con una guitarra y aunque no prestaba mucha atención por la emoción de estar allí dentro, admirándolo todo, me pareció que tocaba The Narrow Way del álbum Ummagumma.
Y ya es casi imposible tener recuerdos frescos de aquel concierto y más después de haber asistido a muchos más, pero todavía sin ser de noche completa, ver aparecer a Richard Wright y escuchar los primeros acordes de Shine On Your Crazy Diamond y después a David Gilmour con la introducción de guitarra, me parecía que no podía ser real.
Después de esta canción, interpretaron íntegramente el álbum A Momentary Lapse Of Reason, el sonido del remo en Signs Of Life, el Icarus en Learning To Fly, el impresionante solo de Sorrow, la cama en On The Run, la esfera en Comfortably Numb, una a una fueron desfilando cada canción, que siendo un álbum muy criticado en su momento, ha dejado bastantes canciones que son clásicos en conciertos de hoy en día.
Ya llegó el descanso y mientras daba tiempo a la segunda parte del concierto, estábamos situados en pista y nos fuimos corriendo para ver si nos dejaban entrar al graderío superior, enfrente del escenario, para aunque estuviéramos bastante más lejos, visualizar mejor los juegos de luces.
En nuestra carrera, mi amigo Víctor tropezó y cayó encima de un espectador que estaba sentado en su asiento y cuando fue a disculparse, es verdad que las casualidades y el azar existe, porque era un chico un poco mayor que nosotros de nuestro pueblo, de apenas 8.000 habitantes, ya os podéis imaginar el rostro tanto de nosotros como de ese chico y sus acompañantes.
Nos dejaron entrar al graderío superior mientras ya se escuchaba los primeros acordes de One These Days y mientras nos colocábamos un enorme cerdo pasaba por encima de nuestras cabezas.
Y aquí escuchamos un repertorio de clásicos, con un descomunal Gilmour a la guitarra, Time, Wish You Where Here y una canción que me impactó en directo, Welcome To The Machine, con la proyección de las imágenes del vídeo, antes totalmente desconocidas, ya que solo eran proyectadas en los conciertos.
Y para terminar, en los temas finales, el considerado para muchos el mejor solo de guitarra de la historia, Comfortably Numb y el apoteósico final de Run Like Hell.
Con el final del concierto, todavía medio alucinados con el concierto y con el viaje, cansados de estar trabajando hasta mediodía, carreras para coger un autobús, llegada justos a Madrid, nos dirigimos a casa de mis familiares para dormir y descansar.
Y cual fue mi sorpresa, cuando al mes siguiente, publican en la revista Popular 1 unas fotos de Gilmour y compañía, que después del concierto se fueron de copas a la discoteca Oh! Madrid, donde ofrecieron una jam-session de una forma totalmente distendida, interpretando clásicos de rock'n'roll.
En fotos de la época se puede ver a Gilmour y compañía actuando y disfrutando de la noche, incluso en un momento a David se le rompe la correa de la guitarra, cogiendo en su lugar un trozo de cuerda para tender la ropa.
Porque nos fuimos a dormirrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!!!!, imagínense que por coincidencia, igual que mi amigo tropezó y cayo sobre un lugareño de mi ciudad, por casualidad vamos a esa discoteca."